¡Golpe contra la República!
Vizcarra disuelve el Congreso contra la Constitución y la ley
- 30 de septiembre del 2019
En un acto anticonstitucional e ilegal, Martín Vizcarra anunció la disolución del Congreso sin el decreto correspondiente y sin el respaldo del Consejo de Ministros. Con ese acto, Vizcarra se pone al margen de la Constitución y comete ilícitos penales que las instituciones de la República deberán procesar. La anticonstitucional disolución del Legislativo se produjo en el preciso instante en que el Congreso aprobaba la cuestión de confianza planteada alrededor del proyecto de ley para modificar el proceso de selección de los miembros del Tribunal Constitucional (TC).
En un
acto soberano, y en defensa de las facultades que le otorga la
Constitución, el Congreso decidió continuar con la elección de los seis
miembros del TC, que ya estaba en curso. Era una manera directa de
defender las facultades establecidas en la Constitución y las
instituciones republicanas del asalto plebiscitario que el presidente
vizcarra y los sectores que lo respaldan vienen desarrollando. En ese
contexto el Legislativo decidió procesar por cuerdas separadas la
cuestión de confianza alrededor de la iniciativa de ley, porque la
Constitución reconoce que el Congreso es la única entidad encargada de
seleccionar a los jueces del TC, como parte del sistema de equilibrio de
poderes.
La Carta
Política excluye expresamente al Ejecutivo de la selección de los
magistrados del TC. Y la exclusión del jefe de Estado de este proceso
solo responde a la voluntad del constituyente de organizar un Estado en
base al criterio del equilibrio de poderes. Como todos sabemos, el
Ejecutivo concentra el manejo de los recursos fiscales y la
discrecionalidad en el Estado se expresa en la conducción de las Fuerzas
Armadas y policiales. Si el jefe de Estado pudiese nombrar a los
magistrados del TC, ¿estaríamos en una república o en una democracia
plebiscitaria, a semejanza del chavismo en donde el Ejecutivo nombra a
todos los tribunales?
La
República, pues, ha sufrido un burdo golpe de Estado que de súbito nos
lleva a la inestabilidad y precariedad de los siglos XIX y XX.